Terror y miseria de Televisión Valenciana


Es muy fácil entender cómo funciona la televisión valenciana. 

Se constituye como una sociedad mercantil pública, por tanto, el dinero necesario (capital) para ponerla en marcha es el que se cobra de nuestros impuestos, los de todos.

Con ese dinero se construye el edificio (estructura), se compran los medios para producir y emitir y se contrata personal.

Crear esa empresa es muy caro, por lo que el ente público Radio Televisión Valenciana (Canal 9) tiene que endeudarse con los bancos, por tanto además del gasto de amortización del capital invertido y del gasto de la contrata de personas hay que añadir el gasto por intereses bancarios.

También se pagan permisos y tasas para que la Generalitat autorice su funcionamiento, que a la empresa privada le viene a costar un 10-15 % de la inversión en estructura.

Televisión Valenciana produce programas y los emite. Y emite publicidad con la que satisfacer los gastos, tanto los de estructura como los de producción y mantenimiento. Como las producciones van dirigidas a los espectadores-consumidores, se entiende que muchas empresas quieran mostrar sus productos y servicios, así los interesados los compraremos en comercios.

Con la venta de publicidad se persigue obtener beneficios. Al menos esa es la finalidad del empresario. Y si no los tiene, se negocian las deudas, se vende la empresa o se cierra.

Pero si la televisión es pública ya no es lo mismo. En primer lugar, la televisión pública no tiene beneficios, no porque no los busque, es que no sabe o no puede obtenerlos. Es muy bueno tener ganancias porque significa que la empresa funciona bien, contrata nuevos trabajadores y más servicios que ofrecen empresas externas, que a su vez mejoran y crecen. Y devuelve el dinero prestado: cumplir compromisos adquiridos es muy bueno para el prestigio y solvencia de la empresa.

La televisión pública, al no tener beneficios y emitir, no por interés de la demanda o mercado sino por interés político, por intereses de los gobernantes que no arriesgan ni dinero ni prestigio ni futuro, entonces debe pedir el dinero a la Hacienda Pública para pagar gastos no satisfechos . O negociar con ella y otros entes públicos las deudas acumuladas, con sus intereses.

Y lo dice la propaganda, que no la razón, que "la Hacienda Pública somos todos". 

Cuando la situación se hace insostenible, Canal 9 echa el cierre. Hacerse insostenible significa que la deuda que se arrastra es de tal magnitud, que el desvío de fondos hacia el ente hace insostenible mantener otros servicios necesarios. 

Es entonces cuando todas las almas progres de todos los partidos políticos surgen en masa contra la decisión más razonable: cerrar una empresa pública que ha gastado de las arcas públicas varios miles de millones en un televisión innecesaria y sustraídos de los compromisos necesarios adquiridos por la Generalitat para los valencianos.

Ese Canal 9 ha aparecido en la lista de morosos del Ministerio de Hacienda. Vergüenza de país. 
 

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