Los ecologistas contaminan, los agricultores no


Me revelo contra la mala conciencia de aquellos que atribuyen a los productos del campo cualidades venenosas. El desconocimiento que tienen de la riqueza que puede aportar un cultivar, las plagas y enfermedades, las restricciones en el uso de fitosanitarios y su manejo no es un eximente para catalogar a los propagadores de infamias como unos ignorantes, alarmistas e irresponsables.

Ecologistas, asociaciones antiglobalización, ayuntamientos, cualquiera que se eleve sobre un pedestal, todos ellos y algunos más de castrado cerebro ocupan lugares privilegiados de la lista que acusa a agricultores y ganaderos de frenéticos traficantes de "venenos".

Lo primero que deben saber es que los fitosanitarios están sujetos a una legislación muy estricta, con licencias que los fabricantes deben renovar constantemente y una burocracia que enlentece el proceso y encarece las licencias. De repercusión inmediata en el agricultor, pronto se hace sentir en los precios de la fruta en el mercado.

Fungicidas e insecticidas se gastan en diluciones que están muy lejos de producir perjuicios sobre la flora y la fauna y mucho menos sobre el hombre. Actúan por contacto sobre las plagas y patógenos y la acción del sol y el aire los destruye en pocas horas. No son absorbidos por la planta o lo hacen en cantidad insignificante y estamos obligados a cumplir con los plazos de seguridad que establece el fabricante antes de la recolección.

En dos ocasiones tuve que aportar análisis de residuos en sendas partidas de fruta, a petición de un cliente. En ambos casos no se detectaron trazas de restos de insecticidas, fungicidas ni herbicidas usados en el cultivo.

La tendencia en la industria de pesticidas es la de alcanzar el producto ecológico ideal, es decir respetuoso con el medio, que no deje residuos ni afecte la flora y fauna del entorno y poco a poco los productos que se usan cumplen estos y otros requisitos más estrictos.

Desde el descubrimiento del DDT y su uso en 1940, la propaganda ecologista solo ha hecho que contaminar la opinión pública con panfletos llenos de mentiras. Lo que sí es cierto es que desde entonces la plagas y enfermedades de las plantas van en franco descenso, lo cual ha ayudado a aumentar la cantidad de alimentos en el mundo, disminuir la hambruna y la pobreza y contribuir a la bajada de precios de los alimentos.

PD.- Caminantes, ciclistas, deportistas y todos los que temen al ver los tractores rugir rodeados de una niebla propulsora, sean precavidos, claro que sí, pero no exageren porque peor es inhalar el humo cálido de un cigarrillo o el ambiente contaminado de las calles de una ciudad industrial en dia de anticiclón.  

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