R.I.P. EN LAS IGLESIAS
He estado en el tanatorio. Largas colas esperaban el turno
para dar el pésame a la familia. Muchos amigos, conocidos y simpatizantes
llegaron luciendo vestido morado y crespones negros en las solapas. Fue un gran
día de duelo.
También hubo lágrimas. Gente sentimental donde las haya no
disimuló su pesar al acercarse a los afectados. Humedecidos pañuelos, abrazos
efusivos y voces de aliento se convirtieron en ficticias coronas de duelo,
mientras unas cintas magnificaban al difunto: ‘Al país que no volverás. Tus
amigos’.
Los últimos días del finado, su disimulado estado de embriaguez
y cerebral anorexia presagiaban un desenlace inminente. Su equipo más próximo
le proporcionó alimentación parenteral y respiración asistida. Y surtió su
efecto, al menos hasta el momento de reunir a su camarilla para repartir cargos
y prebendas conseguidas con promesas, nunca cumplidas.
Pero anoche ya no pudo soportar más y expiró. Los más
allegados acudieron a su sede para acompañar a la familia desconsolada y abandonada.
Allí se conjuraron para salir airosos del desastre producido tras la
desaparición del líder.
NOTA: en todas las sedes españolas de Unidos Podemos se han
instalado mesas y un libro de firmas de condolencia. Una urna preside la mesa, no
se admite ninguna sugerencia.
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