Contra Escoletas Infantiles, más impuestos


     Seguro que nadie recuerda aulas de colegios públicos albergando niños menores de 3 años, hasta hace 2 años.
     Hubo un tiempo de mucha demanda de trabajo en industria y servicio. Venían extranjeros a cubrirlas, aumentaba la población y muchas parejas y matrimonios decidieron montar su negocio debido a la demanda surgida. Se instalaron nuevos comercios, cafeterías, incluso hubo contratos para la pareja que no trabajaba.
     En este marco, algunos emprendedores apostaron por las guarderías. Compraron o alquilaron plantas bajas, mobiliario a propósito y material didáctico para acoger a los niños de diferentes edades. Era una demanda social que en ningún caso los poderes públicos estaban por facilitarlos. Cursos de formación para su actividad educadora y la publicidad adecuada para dar a conocer sus prestaciones completaron el mínimo indispensable para ejercer tan noble tarea. 
     Todo se hizo con la fuerza que da la ilusión ante un nuevo reto de la vida. Y, cómo no, con el dinero de unos ahorrillos y el consiguiente préstamo bancario.
     Aquélla actividad creció, creó empleo y dio libertad a los padres para que ejercieran su actividad dejando los hijos a buen recaudo. Además, la actividad de las guarderías era tan diversa que daba opción a elegir la que a los padres interesaba.


     En estas estábamos cuando llegó el Gran Depredador, el que esconde sus garras y se disfraza de bondades para secuestrar la buena voluntad de los padres. Con frases de intencionada evocación (es un derecho de los padres, trabajamos para las personas) van ampliando la red que les redime de su responsabilidad.
     Y mientras aquéllos educadores-cuidadores arriesgaron sus ahorros, incluso sus bienes para involucrarse en una actividad educativa, la amenaza del Depredador se hace visible con solo aumentar los impuestos para remover los cimientos de una parte de la economía, ya que la presencia del Estado evoca despidos y apercibe del cierre de la guardería.
     Es una constante de este Depredador enseñar la patita de cordero bajo la puerta para introducir su pezuña y abortar todo proyecto inspirado en el servicio y la economía personal. Y ha encontrado en la Educación su caldo abonado para destruir lo que los particulares han creado y suplirlo por el adoctrinamiento que el Estado quiere grabar en nuestra mente. 

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