Festeros de antes, memoria y espíritu de hoy

Las fiestas de Moros y Cristianos son entrañables. Llevan la memoria de generaciones cuyos acontecimientos nos transmitieron, sin proponérselo, amigos y familiares.

De cada uno de ellos recordado se puede hacer un relato, una historieta de las que ni se agrandan ni se transforman. Aquí quede constancia de una de ellas para que otros den fé con su memoria.

Muchos de los sucesos recordados con cariño parten de una improvisación, un quedar en torno a unos músicos con otros amigos y dejarse llevar en la mesa de cualquier bar contando bromas, anécdotas y desfilando al son de pasodobles y marchas.

Pues transcurrían los años de gloria y asueto de mi perecedera juventud cuando fuí invitado a una de esas reuniones después de la Entrada de Músicas, todavía viernes por la mañana, en Ca Rejol, frente al ayuntamiento, bajo la porchada que ocupaba junto al Bar Ideal. Eran sus patrocinadores Rafael Revert y Perfecto García y acudían personas de relevancia festera y diferentes estatus sociales, tan representativos en otras épocas.

Con ocho o diez músicos y un par de timbales cubríamos todo el porche citado, imagínense el estado de ánimo de los allí presentes cuando teníamos por delante cuatro dias de bullicio festero. Cerveza, café licor, frutos secos y aliño de olivas y verduras componía el elemento material del aperitivo. Importaba mucho más el ambiente, el espíritu de la vieja fiesta que combinaba el imprescindible elemento musical con la risa, la broma, la solidaridad, la tolerancia, en fin, la bonhomía.

Todo lo que vive le toca su hora y con la desaparición de aquellos singulares festeros, Rafael y Perfecto, murió el momento más atrevido que viví durante muchos años bajo aquél porchet ya demolido.

Con el tiempo cambió la estructura de los actos de la fiesta y en un intento para recordar, amigos que entonces nos reuníamos, hace unos años conmemoramos el acontecimiento en torno a una banda de música y recordamos anécdotas y, sobre todo, los personajes que nos dieron alegrías y nos enseñaron con gestos, sonrisas y entusiasmo a transmitir los méritos que otros les enseñaron, aquellos valores que hacen de un pueblo su diferencia y reconocimiento, su cultura.

Por Perfecto García Torró y Rafael Revert Nadal, hoy especialmente preferidos, elevo estos nombres a la memoria de la fiesta, tan necesitada de sus recuerdos. Muchísimas gracias festeros.

Comentarios

  1. Gracias Rafa por recordar a mi Padre en estas fechas, como festera que me considero, nos enseñó el sentimiento festero. Soy hija de Perfecto, pero hay muchos grandes festeros

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