Las personas que hemos sobrepasdo umbrales de edad arriesgados, los mismos que hace más de 50 años practicábamos con bicicletas sin barra para salir airosos de una caida, no podemos recibir la noticia sin preocupación. Verán, vivíamos en pleno franquismo, para aquellas edades aún tempranas no hacíamos cuestión de los hechos que se producían, se aceptaban y punto. Tampoco teníamos otras referencias ni, quizás, suficiente conciencia crítica para hacerle el plante a la autoridad de entonces. La cuestión es que todos éramos potenciales perturbadores de un orden social impuesto por la autoridad. Si alterábamos el orden o decían que lo habíamos alterado entonces pasábamos a ser delincuentes. Es cierto que España era muy pobre, no había un duro, el trabajo se inventaba, las empresas se improvisaban, cualquiera que adivinara una peseta a ganar allá que se lanzaba. De la vida económica, los ayuntamientos no participaban, de los contribuyentes no podía esperar recursos y lo poco que g
Comentarios
Publicar un comentario