Equilibrio, cal, arena y otros pensamientos

"Nos dan una de cal y otra de arena" es el dicho con el que tratamos de establecer el equilibrio entre dos formas de hacer. La cal y la arena eran los componentes de una mezcla de cuyo equilibrio surgía la calidad necesaria para hacer una masa consistente. La cal era el producto más caro y noble, la arena era barata y abundante y si la mezcla contenía cantidad desproporcionada de ésta, se hacía un cemento de baja calidad.

La vida está llena de actuaciones cuya mezcla no es lo equilibrada que desearíamos si conociéramos sus consecuencias, por eso buscamos armonizar nuestras intervenciones para ser lo más consecuentes con nosotros mismos y con los demás.

Pero quienes más nos dan la de cal y la de arena son los políticos, sobre todo los locales, quiero pensar que es debido al estado de laxitud cuando se sienten protegidos por mayorías o por acuerdos que les mantienen unidos al poder. Me acuerdo ahora de nuestro alcalde de Ontinyent, en dos intervenciones que justifican el preámbulo.

LA DE CAL. Jorge Rodríguez acuerda con RENFE cercanías la promoción del uso del tren para visitar Ontinyent durante las fiestas de Moros y Cristianos. Es decir, aprovechar la infraestructura ferroviaria, tantas veces reivindicada, para visitar nuestras fiestas y disfrutarlas sin riegos añadidos, ustedes me entienden. Una gestión de despacho, un apoyo en cartelería y comunicación para dar a conocer la fiesta, y poco más, con muy poco dinero. Se promociona el tren y la fiesta de Ontinyent.

LA DE ARENA. El inventario que el ayuntamiento ha hecho de naves industriales y locales comerciales para promocionar la actividad de nuestra economía, subvencionando el alquiler. Un inventario cuesta una pasta y si además se subvenciona con euros el alquiler, nos hace pensar en la poca visión de la economía que tienen en el ayuntamiento. Primero porque para pagar todo eso, se hace con un bién escaso que tiene usos alternativos: el dinero recaudado de nuestros impuestos escasea y si en lugar de ser sustraido de nuestras ganancias se quedara en sus auténticos dueños, su destino estaría más justificado que en satisfacer ideas u ocurrencias de los recaudadores. Y en segundo lugar porque demuestran la escasa instrucción económica adquirida, basada en la hipotética igualdad cuando se anuncia y en la evidente desigualdad cuando se elige a los beneficiarios para el reparto.

Sin duda, el Va Pensiero de la ópera Nabuco, Verdi, nos proporciona mejor equilibrio espiritual. No importa tanto la letra cuanto la elevada sensualidad que aporta su escucha.





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