EL PRECIO JUSTO

     ¿De qué se compone el precio de venta al público de un producto o un servicio? En la mente de cualquier acarreador en tránsito de una tienda a otra, sobre todo en los días de Navidad y Reyes, lleva implícito grabado el listado de inputs o gastos que conlleva la industria de cualquier producto o servicio. La lista es larga a veces y corta, además de racional: materia prima, mano de obra, energía, amortizaciones, alquileres, marketing, vendedores, comisiones, dietas, etc. 
     ¿Solo eso?, pregunto con sensata convicción de que la mayoría responderá que conviene añadir el beneficio empresarial. Y con esto me planto y digo que su precio es de X euros. Creo que todo el mundo se daría por satisfecho y convencido que X es el precio justo con el que se puede vender teniendo todas la variables en forma de gastos que someten al servio o producto a ser demandado por el potencial comprador.
     ¿Y ya está? Si así fuera, cualquier documentado dotado de injusta subvención acudiría a la industria objeto de ser fabricado o servido y sin apenas riesgo se encontrara feliz en el mercado de las ilusiones que destila el incauto empresario.
     Porque en este punto debemos preguntarnos qué hacer si la dicha se frustra en el fondo del pozo de las amenazas de quiebra. Sí, sí, qué hacer si no se vende al precio que hemos considerado justo. En este caso busco un precio quizás injusto para mi bolsillo empresarial porque debería rebajarlo. Y si ya se venden productos iguales o similares debo buscar el precio que se acomode al bolsillo del consumidor. Quizás ese precio represente la ruina del empresario.
     Y aquí es el lugar de la reflexión. ¿Cuál es el precio justo? ¿El primero, que cumplía los requisitos del empresario y sus trabajadores y proveedores? ¿El último, que lleva a aquél a la ruina? 
     Dos últimas consideraciones quiero añadir:

1º.- No existe un precio justo, si no es el que cada consumidor está dispuesto a pagar. Es tan evidente que en el puesto del mercado todos no compran lo mismo, están las preferencias por el producto y los precios que yo acepte.

2º.- Los que dirigen los precios hacia el consumidor son la competencia y el mercado libre. Los precios surgidos desde un Comité Planificador crean tensiones que producen malestar y movilizaciones. El ejemplo en España es el precio de la energía eléctrica basado en las tarifas aprobadas en Consejo de Ministros y de acuerdo con las compañías eléctricas. Hay más, pero este es conocido por todos.
     El precio que yo pago o rechazo es tema de mi incumbencia, de mi interés y necesidad, así como de mi disponibilidad.

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