Deme una subvención, va el futuro de la empresa!

     La política económica de un país socialdemócrata como España en materia de subvenciones, es vulgar, inmoral y historicista.

     Soez, vulgar, tal como aparece en el código de la insustancial causa de un reparto de botín: la cuadrilla que ha sustraído lo que no le pertenece reparte posesiones a partes entre los poseidos, en lugar de todos los oprobiados. Política de igualdad, dirían.

     Es inmoral, porque según el olvidado código de la opresión, lo que se quita es robo, pero si se quita por ley es legal y, además, debe revertir por igual en toda la comunidad. Justo lo contrario del ejemplo que predican: ellos dicen que hacienda somos todos para que el expolio no sea violento, pero lo sustraído se concreta en dirigir la pasta a unos cuantos o sea. 

     Y, cómo no, es historicista, aquél concepto que diseñó un tal Hegel para sustento de la teoría marxista sobre la historia desmemoriada, eso de inventar la historia para mis intereses políticos.

     Viene al caso este preámbulo porque nuestro ayuntamiento, el de Ontinyent, hace políticas fotocopia de fotocopia, aquella que hay que rebuscar en los archivos para rastrear su huella.

     La noticia completa pueden leerla pinchando en este enlace. En resumen dice que aquellos que quieran mostrar sus productos el ayuntamiento financia, subvenciona parte del proyecto. Todo para promocionar la maltrecha economía. Lo de maltrecha no lo dicen ellos, remanso recatado de la prudencia.

     ¿Verdad que esta noticia cumple las dos primeras condiciones expuestas, vulgar e inmoral? Pero también cumple la condición de que la historia es una falacia y ellos la van a diseñar de nuevo para que "su" promoción de la economía sea la definitiva. Porque tanto el gobierno de España como el autonómico de Valencia han repartido ayudas a siniestra, algunas han debido funcionar, pero no todas, como dicta el principio de que el dinero de los impuestos es de todos. 

     Sin embargo, todos sabemos lo que ha sucedido en muchos años de subvenciones, echando una mirada a nuestro alrededor vemos como el panorama es desértico, la industria textil y su cluster de innovación se ha desintegrado y en 8 años ha emigrado el 10 % de la población. 

     Pero ahí siguen, la historia, la verdadera, no existe, pretenden vendernos la que a ellos conviene y así nos la cuentan: "con nuestras acciones el hambre desaparecerá", en lugar de la verdadera intención del proyecto: "con vuestro dinero seguiremos alcanzando el poder.

     Si el dinero de sus promociones fuese restado de los impuestos, repartirían mucha más felicidad, misión imposible con la dimensión de los políticos del momento.


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