Veinte años en el recuerdo


SENTIMIENTO
Sobre las tres de la tarde de hoy, 4 de Julio, se inició hace 20 años el incendio más devastador en muchísimos años en el extenso término municipal de Ontinyent.
Descendió desde el puerto de Fontanars ayudado por el sofocante viento de poniente, recorrió barrancos y pinares arrasando bosque mediterráneo, casas habitadas y cultivares de viñedos y frutales. Desaparecieron las pocas agrupaciones vegetales silvestres del monte público y algunas de los alrededores de las casas.
Fue un desastre ecológico, económico y, sobre todo, sentimental ya que en apenas 48 horas vimos la destrucción del paraje natural que rodeaba nuestro hábitat natural. 
Si el recuerdo de lo que nadie desea puede servir para evitar nuevas catástrofes, bueno es tenerlo siempre en la memoria y transmitirlo a las generaciones venideras.

LA COSTUMBRE
El bosque mediterráneo, desde tiempo inmemorial, ha sido pasto de las llamas, incluso cuando solamente lo habitaban animales. La causa eran los fenómenos naturales que producen energía. 
Cuando la vegetación fue utilizada por el hombre para cubrir sus necesidades (leña para fuego, pasto para el ganado, madera para construcción) el monte estaba más limpio y los conatos de incendio se extinguían con pocos medios. 
Sendas y caminos cruzaban montes y barrancos para desplazarse a caseríos y pueblos vecinos y para acceder con aperos y ganado a realizar faenas de claro contenido económico.

LA RAZÓN, LO RAZONABLE
Durante los últimos 50-60 años las normas abolicionistas han surgido de los despachos políticos como hongos: se prohibió la recogida de leña para hornos, el acceso al ganado y la tala de árboles, se abrieron nuevos caminos para el acceso de vehículos y se prohibió la explotación del monte público para actividades económicas.
En ese más de medio siglo se ha producido la concentración más alta de incendios, hasta la completa extinción del bosque mediterráneo en nuestro término.
Seguro que habrá otras razones, pero lo cierto es que la injerencia política en la vida natural es la causa importante de los incendios. Después de tantos años y que los gobernantes no rectifiquen tiene sus causas inmediatas en el abandono hacia los intereses de sus gobernados y en la presión interesada de los ecologistas radicales.
Las empresas y los particulares deben recuperar la propiedad o la gestión del monte. El Estado social, que entiende que las cosas son de todos, debe dejar paso a la sociedad de propietarios. Solo la propiedad y su defensa actúa como medio disuasorio.
Y la educación en la escuela también.

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