El comercio, la libertad y la competencia

Compartí en mi muro facebook un artículo de Expansión que hacía referencia al incremento de visitantes que produce la apertura de un gran centro comercial. Hubo un interesante debate acerca de si era bueno o perjudicaba al comercio colindante.

Ha sido un tema recurrente en tertulias y medios casi siempre que ha abierto un macrocentro y creo que es normal que así sea, porque en los últimos 40 años hemos pasado del comercio tradicional de centro o de barrio, de tiendas familiares con pocos empleados o supermercados y galerías comerciales con algunos socios, a las grandes espacios comerciales y de ocio de inspiración claramente anglosajona.

Existe todavía la idea de que las grandes superficies pueden mermar las ventas del comercio tradicional, pero aunque perdure este resquemor en la mente de muchas personas, habría que tener presente dos antecedentes que rigen la vida en una sociedad libre: la libertad de acción y de pensamiento y la competencia surgida de la anterior.

La garantía de la libertad se sustenta en la ley, ante la cual todos somos iguales. No significa que el Estado nos dé a todos la oportunidad de montar un comercio, manera que algunos entienden la igualdad, sino que todos según sus apetencias, ilusiones, proyectos y oportunidades tengan el mismo acceso legal a establecer su negocio.

De la diversidad de la oferta, de la diferencia de ofrecer un producto, un servicio, de la adaptabilidad a la demanda de los usuarios o consumidores surgirá una competición entre las empresas cuyo resultado es, sin duda, la mejoría de la calidad del servicio, del producto y de los precios, y en última instancia seremos los consumidores los grandes beneficiados.

Apuntaba una fiel seguidora de mi muro qué se puede hacer en nuestra ciudad, Ontinyent, para que mejore la afluencia de clientes. Pues yo creo que nada ni nadie puede hacer algo en solitario para arreglar la pobre realidad comercial. Porque lo primero que se necesita es dinero que viene del trabajo, el cual le falta casi al 30 % de la población.

Mi pueblo no ha vivido una auténtica eclosión comercial, ni siquiera en los años de la gran burbuja. El centro comercial El Teler fue iniciativa de un gran empresario textil, pero en el terreno comercial no estuvo acertado, según el resultado que estamos viendo. 

También es posible que el comercio local no ha sabido adaptar su oferta a lo que el cliente pide, vaya usted a saber. Razones las hay, aunque de opiniones esté lleno el reino del papel.

Concluyo: libertad y competencia son las bases para progresar y progresar es avanzar, mejorar, buscar la felicidad. Y la Ley es nuestra garantía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Recuerdo del accidente ferroviario en Ontinyent

EL PODER CONTRA EL DEBER

Chapas y Bicicletas