Canal 9, despedida y cierre


Lo podemos leer en toda la prensa digital: el Consell cierra Canal 9. Después de la sentencia del TSJV que anula el ERE de 1000 trabajadores del ente público, RTVV estaba obligada a admitirlos. Según fuentes del Consell, no pueden hacer frente a los 72 millones de euros que cuesta la plantilla de 1700 trabajadores.

Surgen varios interrogantes: ¿Ha quebrado el ente? ¿Se indemniza a los trabajadores por despido improcedente? ¿Es necesaria la televisión pública? ¿Es, acaso, un servicio público dar noticias, entretener al público, retransmitir eventos...? 

Nunca una TV pública ha dejado contentos a todos, precisamente porque todos tenemos derecho a quejarnos ya que con el dinero de todos se hace el canal de difusión. Como, además, cada año hay más y más pérdidas, pués claro que es insostenible una empresa así. Nadie me preguntó si queria financiar un canal de TV, pero me obligan a pagar impuestos para que los políticos monten una estructura que sólamenta a ellos beneficia.

Por supuesto que Canal 9 quebró, hizo fallida, pero las pérdidas millonarias en los balances anuales eran sufragadas con impuestos, vía transferencias, vía subvenciones, mientras el agujero era mayor y mayor.

Indemnización a los trabajadores. Cuando quiebra una empresa, se ordena su liquidación para pagar deudas con Hacienda, Seguridad Social, trabajadores y acreedores, por ese orden creo. Algo tocará, pero quiénes no verán un duro son los últimos.

Bajo mi modo de pensar, el cierre de Canal 9 es una pequeña aportación a acabar con el despilfarro. Es decir, empresas que dicen dar servicio público sin serlo, que gastan más de lo que ingresan y que están financiadas con el dinero de los impuestos de los contribuyentes, no deben existir. No es que haga falta una ley que lo diga, lo que ocurre es que existen normas no escritas que impiden a cualquier persona con dos dedos de cerebro en la frente crear empresas que producen pérdidas, mantenerlas con dinero prestado y más pérdidas y pedir dinero público para mantenerse un año más. Tan irresponsable es el empresario que se mete en ese berenjenal como el político que le dá una subvención para que subsista una temporadita más, con pérdidas claro.

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