LOS CACIQUES Y LA FÁBRICA DE SUBORDINADOS


 
     Me asiste el derecho de hablar con la razón y no con el corazón, para afirmar que Ontinyent, la ciudad y sus individuos, vivimos desde época romana, en un estrecho marco de convivencia basado en la benevolencia de los poderosos, de los caciques. Y que bien entrados en la historia dilatada no nos hemos liberado del yugo de ver pasar por nuestras narices las actividades, gastos, inversiones e intereses de los que en cada momento han mandado, los caciques.

     El poder del cacique es el económico, el de aquél nuevo rico que piensa en su promoción social a costa del dinero que obtiene o de sus ganancias. Algunos caciques disfrutan del poder que con benevolencia le ofrece el mandatario político, otorgándole un monopolio, una exclusividad, un permiso que revoca una prohibición anterior. También es cacique o actúa como tal, la persona que hace por encima de la ley a sabiendas que la autoridad no se lo prohibirá. Y el colmo del cacique es el político que hace sin tener en cuenta la ley, sepa o no que la está infringiendo.

     La consecuencia del caciquismo es la ausencia de acciones que benefician al pueblo en general y la gracia particular que recibe el tirano. A veces, el pueblo se beneficia por derecho a cambio de que el cacique obtenga la merced debida. En este lugar quería yo aparcar.

     Ante tan larga exposición, el desenlace será corto, aunque doble.

     1º. El mal estado del firme de la carretera de Les Alcusses entre Moixent y Fontanars se asfaltó en verano de 2016 para que pasara la Vuelta Ciclista a España. La autoridad responsable de la carretera nunca tuvo en cuenta la necesidad debida a toda acción económica y al desarrollo social.

     2º. Como advierte mi amigo Santi Sanchis en su columna de El Periòdic el día de Reyes, la Diputación de Valencia destinará el 11 % de las transferencias a Ontinyent, presumiendo que su presidente es nuestro alcalde. Bien, muy bien, eso quiere decir que en el futuro dejaremos de recibir ese dinero cuando gobierne otro presidente foráneo.

     Dos acciones púramente caciquiles de las que nos hacen sentir meros subordinados, personas al servicio del cacique, los claqueros o pelotas para la alabanza y otros vilipendios contra la dignidad humana.


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